Plus Ultra
El océano, furioso.
El océano
como un salitral de cuervos:
muerden y muerden
a la cruz y a la iglesia.
Sobre el mar.
Rugen
y rompen
las negras y frías olas.
Van y vienen,
y van y vienen:
como las hojas,
muertas en el tiempo del otoño;
o los siglos,
que de las manos de Dios
van cayendo en el campanario…
Como el crepúsculo,
buscando a la luna en la noche;
o las rosas
los cabellos de la mujer;
o la muerte
que logra la paz
en las flores del jardín:
así la iglesia es un navío.
Que se aleja y aleja en las olas
hacia tierras
y mundos desconocidos.
Oh, Colón
coronado de espinas;
navío de almejas, de cangrejos.
De conchas de mar.
Y piedras torturadas por la blanca espuma
como caricias de judas y caínes.
Prometéis los paraísos
de esponjas de vinagre,
y llagas en el costado.
Prometéis
esas casas
…con tejados de arena palestina.
Y un jardín en las olas del mar.
Iglesia, amiga sobre las aguas;
castillo
entre dragones de espumas.
Agua bendita
que cortas en dos el agua de la sal.
Navío de piedra,
tridente cristiano,
serena reina de los dragones,
oh, estelas de tus cirios derretidos
y que vais a dormir sobre las rocas:
Dime:
¿Qué reino nuevo, amiga mía,
has de buscar en la muerte
…y más allá de las olas del mar?
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